Mina

Del móvil al vertedero: El viaje de una batería de litio y por qué debemos cambiarlo

La historia de una batería de litio comienza mucho antes de que llegue a nuestras manos y, por desgracia, no termina cuando dejamos de utilizarla. Su trayectoria refleja nuestros hábitos de consumo y los desafíos medioambientales a los que nos enfrentamos en la actualidad. Comprender este ciclo es fundamental para entender por qué debemos cambiar urgentemente nuestra forma de gestionar estos dispositivos que se han vuelto imprescindibles en nuestra vida cotidiana.

El nacimiento de una batería: un proceso intensivo en recursos

La extracción de litio, un mineral esencial para las baterías, tiene un impacto significativo en los recursos hídricos y los ecosistemas, especialmente en el «Triángulo del Litio», una región ubicada entre Argentina, Bolivia y Chile. En estas zonas, el litio se extrae a partir de salmueras mediante procesos de evaporación que requieren aproximadamente dos millones de litros de agua por cada tonelada de litio extraída. Este enfoque de «megaminería del agua» provoca la salinización de acuíferos, la reducción del agua subterránea disponible y la disminución de los cuerpos de agua superficiales, lo que tiene un grave impacto en los humedales y la biodiversidad.

Fuente: Wetlands.

El impacto ambiental y social de estas prácticas ha generado preocupación a nivel mundial. Según el European Critical Raw Materials Act, la Unión Europea ha reconocido la necesidad de reducir los impactos adversos asociados a la extracción de materias primas críticas. Además, se ha comprometido a fomentar una economía circular que priorice la reutilización y el reciclaje de materiales. Sin embargo, organizaciones ambientales instan a que la UE dé un paso más, liderando la transición hacia tecnologías que minimicen el daño a los humedales y respeten los derechos humanos y laborales.

La extracción de litio, aunque vital para la transición energética, requiere un enfoque más sostenible que considere tanto la conservación de los recursos hídricos como la protección de los ecosistemas, particularmente en regiones vulnerables donde la explotación minera amenaza el equilibrio ambiental y social.

La vida útil: un período más corto de lo que pensamos

Una vez fabricada, la batería se dirige hacia nuestros dispositivos electrónicos, donde comienza su vida útil. Esta fase puede durar entre dos y tres años en dispositivos móviles, y en ella la batería experimenta numerosos ciclos de carga y descarga. Cada uno de estos ciclos va degradando gradualmente su capacidad de almacenamiento, hasta que finalmente consideramos que ya no es útil para nuestras necesidades.

Sin embargo, cuando una batería llega al final de su vida útil, generalmente conserva entre el 70 % y el 80 % de su capacidad original. Esta realidad plantea una pregunta crucial:

¿aprovechamos realmente todo el potencial de estos dispositivos?

La respuesta, respaldada por numerosos estudios científicos, es un rotundo NO. La cultura del consumo y la obsolescencia programada nos llevan a desechar baterías que todavía podrían tener años de uso en aplicaciones menos exigentes.

El problema del fin de vida: un destino evitable

Cuando un dispositivo con batería de litio llega al final de su vida útil, comienza una etapa crítica y complicada. Solo una pequeña proporción de estas baterías se recicla de manera adecuada, mientras que la mayoría acaba en vertederos comunes. En estos lugares, los materiales tóxicos de las baterías pueden filtrarse al suelo y a las aguas subterráneas, provocando daños medioambientales que pueden durar décadas.

El impacto de esta situación no solo afecta al medio ambiente, sino que también implica una pérdida significativa de recursos valiosos. Las baterías de litio contienen materiales como cobalto, níquel y litio, que pueden recuperarse y reutilizarse. Sin embargo, al no reciclarse, estos recursos finitos se desperdician. La creciente demanda de estos materiales, impulsada por la expansión de los mercados de vehículos eléctricos y dispositivos electrónicos, subraya la necesidad urgente de implementar soluciones sostenibles para su reciclaje y recuperación.

La alternativa circular: un cambio necesario y posible

Afortunadamente, existen alternativas viables que pueden transformar el modelo actual de gestión de baterías. Proyectos innovadores están desarrollando sistemas avanzados para la recuperación y reutilización de baterías de litio. Estas iniciativas aprovechan tecnologías como el Internet de las Cosas, el Edge Computing y la Inteligencia Artificial para evaluar el estado de las baterías y determinar su capacidad para ser reutilizadas en nuevas aplicaciones.

La reutilización de baterías es una opción técnicamente viable, especialmente en aplicaciones menos exigentes como el almacenamiento de energía para el hogar o sistemas de respaldo. Las baterías utilizadas en vehículos eléctricos, por ejemplo, pueden prolongar su vida útil hasta una década en aplicaciones estacionarias. Este enfoque no solo reduce el impacto ambiental al disminuir los residuos, sino que también genera nuevas oportunidades económicas y acelera la transición hacia un modelo energético basado en fuentes renovables.

El papel de la legislación y la responsabilidad compartida

Los gobiernos están empezando a reconocer la importancia de abordar este problema. La Unión Europea, por ejemplo, ha propuesto nuevas regulaciones que exigirán una mayor trazabilidad de las baterías y establecerán objetivos específicos de reciclaje. Sin embargo, la legislación por sí sola no es suficiente. Necesitamos un cambio fundamental en nuestra forma de pensar sobre las baterías y los recursos en general.

Hacia un futuro sostenible

El viaje de una batería de litio no tiene por qué terminar en un vertedero. Con la tecnología adecuada, la voluntad política y la conciencia social, podemos transformar la cadena de valor de las baterías en un ciclo sostenible. Para ello, es necesario un esfuerzo coordinado por parte de fabricantes, consumidores y gobiernos, pero los beneficios potenciales son enormes: reducción del impacto ambiental, conservación de recursos valiosos y creación de nuevas oportunidades económicas.

Como consumidores, nuestro papel es fundamental en este cambio. Podemos empezar por informarnos sobre las opciones de reciclaje disponibles, exigir a los fabricantes productos más duraderos y reparables y apoyar iniciativas que promuevan la economía circular. La trayectoria de nuestras baterías de litio refleja nuestras decisiones como sociedad, y es hora de elegir un camino más sostenible.


Referencias

[1] Wetlands International Europe. «World Water Day: The water impacts of lithium extraction – Wetlands International Europe». Wetlands International Europe, 18 de octubre de 2023, europe.wetlands.org/blog/world-water-day-the-water-impacts-of-lithium-extraction.

[2] Consejo de la Unión Europea. (2023, 10 de julio). El Consejo adopta un nuevo Reglamento relativo a las pilas y baterías y sus residuos. Consejo Europeo y Consejo de la Unión Europea. https://www.consilium.europa.eu/es/press/press-releases/2023/07/10/council-adopts-new-regulation-on-batteries-and-waste-batteries.